Si es verdad
que en el cuerpo
humano,
cada célula se repone
en el trascurso de
siete años,
eres, entonces
un hombre nuevo–
y yo soy una mujer
diferente de
la que conociste
al atardecer
con el viento que soplaba
al mar.
Nuestros cuerpos,
hasta las células
cerebrales
donde viven las memorias
más secretas,
nunca se han conocido
el uno sin
el otro.